Entre los templos atlantes del altiplano de la zona central de México y custodiado por secretos guardianes toltecas, se encuentra un lugar (secreto igualmente) donde aguarda su redespertar colectivo el conocimiento del Navaz -el lado nocturno de la naturaleza-. Aquel que milenios atrás utilizaron los habitantes de Suernia (la zona del chakra Indo-Tibetano, denominada Hindostán siglos atrás) y Necropan (el antiguo Egipto).
marcada por los principales volcanes (Iztaccihuatl y Popocatepetl)
Conocimiento asociado a infinidad de capacidades entre ellas el desprendimiento del cuerpo físico que les permitía trasladarse sin vehículos externos y realizar acciones como por ejemplo: Desactivar y/o desviar los misiles lanzados por los poseidonios. Los habitantes de poseidópolis, la capital atlante.
Con el paso de los siglos los atlantes igualmente dejaron de interesarse por lo material y en expandir su poder, y profundizaron en el oculto conocimiento del Navaz.
Debido al cataclismo que produjo la elevación planetaria de las aguas (diluvio universal) que eventualmente destruyó La Atlántida, el conocimiento del Navaz sería resguardado en las altas montañas por grupos sobrevivientes que fueron elegidos. Allí sería custodiado durante milenios para, cuando llegara el tiempo señalado, el mismo fuera reentregado a las futuras generaciones.
Ejemplo: Materialización de órganos (ver Pachita)

